Chamán significa “el que sabe” u “hombre de conocimiento”. A los chamanes se les atribuye la capacidad de modificar la realidad o la percepción de ésta, escapando a la lógica causal.
El chamanismo es el conjunto de prácticas espirituales y de sanación más antigua que existen. Se basa en hechos, en la experimentación y el conocimiento directo de la naturaleza y el cosmos. Hoy en día, el chamanismo sobrevive mayormente en pueblos indígenas.
Existen cuatro tipos de chamanes según los valores sobre los que se orienten:
CHAMANES ENFOCADOS A LA SUPERVIVENCIA: No son muy intuitivos, son rígidos e inflexibles. Piensan que la causa de todo problema o enfermedad son los demás y consideran al resto enemigos.
CHAMANES ORIENTADOS A SÍ MISMOS: suelen priorizar su reputación. Para ellos lo más importante es darse a conocer y tener éxito sin importar los medios. Tiene un carisma que atrae a la gente, aunque sólo se trata del envoltorio de su gran ego.
CHAMANES ORIENTADOS AL SERVICIO: su prioridad suele ser ayudar a los demás. Al contrario que los primeros, son flexibles y abiertos. Tienen grandes poderes para curar y siempre están disponibles para ayudar a los demás.
CHAMANES ORIENTADOS A LA SABIDURÍA: son los grandes maestros y destacan por su impecabilidad.
En la mayor parte de las culturas, los aspirantes a chamanes deben pasar por largos periodos de soledad y aislamiento, así como enfrentarse a sacrificios y pruebas que les proporcionen aprendizaje. El futuro chamán experimenta su muerte para luego resucitar como una persona totalmente transformada.
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