DERRAMAR SAL

Derramar sal siempre se ha considerado detonante de mala suerte, pero ¿de dónde viene esta creencia o superstición?

Comenzar diciendo que una superstición es aquel acto que condiciona la vida de cualquier persona, la cual hace o deja de hacer algo ante el convencimiento que, de lo contrario, le podría ocurrir una desgracia.

Parece ser que los orígenes datan de miles de años a.C. cuando en las casas se usaba la sal como conservante para los alimentos, los cuales se enterraban en sal y así se mantenían frescos más tiempo. Este método se llamaba salazón.

Se cree que cuando alguien derramaba sal se consideraba que traería mala suerte y desgracia a una casa, pues la sal había que aprovecharla toda para conservar cuantos más alimentos mejor. De hecho, en épocas en las que no se producía mucha sal, ésta no podía emplearse como conservante y los alimentos se pudrían antes.

La sal en tiempos Romanos era un bien escaso y se usaba muchas veces como moneda de cambio en el trueque, lo que nos indica la importancia de la sal y la desgracia que suponía derramarla o desperdiciarla.

También existe la creencia de que el demonio está situado a nuestra izquierda y que cuando la sal se derrama hay que agacharse, coger una pizca con la mano derecha y lanzarla sobre el hombro izquierdo para alejar y espantar al diablo de nuestro lado.

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